Buenas a todos a este nuevo tema,
Tanto en el ámbito público como privado existen muchas variantes y tipos de concursos para la contratación de servicios de arquitectura. En el campo de las administraciones públicas estos procesos están reglados y por lo tanto se pueden realizar tipologías de concursos acotadas por circunstancias concretas.
La Arquitectura es un servicio de carácter intelectual, no es lo mismo contratar una realización de arquitectura que el material de oficina, por ejemplo. El desarrollo arquitectónico es transcendente y su buen hacer mejora muchos aspectos del futuro, por lo que es una contratación estratégica y fundamental para que todo pueda avanzar de forma adecuada, de ahí que sea esencial que se le de la importancia debida.
Desde el CSCAE se considera que el tipo de concurso más adecuado para la contratación de servicios de arquitectura es el CONCURSO DE PROYECTOS, es un modelo que permite la elección del adjudicatario por un proceso que valora esencialmente la calidad, sin entrar en los aspectos económicos. Se traslada un enlace del portal del CSCAE para que podáis profundizar en el tema:
https://www.cscae.com/index.php/modulo-arquitectos/298-contratacion-y-concursos
¿Habéis hecho un cálculo estimado del coste de los servicios técnicos relacionados con el valor del edificio y su vida útil?, en muchos casos no llega al 2% y posiblemente cuanto peor ha sido el proceso de contratación aun sería menor este coste, ya que la reducción de la actividad técnica posiblemente redunde en un mayor coste de energía y mantenimiento del edificio, de la no calidad. ¿Vele la pena "apretar" a los técnicos en un concurso y no valorar exclusivamente la calidad de objeto del concurso?.
Interesante tema, Víctor.
En PCH-IB estamos finalizando un proceso de licitación mediante Concurso de Proyectos combinado con fases de participación del vecindario y con una fase de negociado, y está siendo muy interesante. Efectivamente la apuesta por la calidad es más clara que con la licitación de proyectos. Es cierto que es mucho más lento y consume más recursos tanto en el personal de la administración como de los equipos licitadores. Pero me está pareciendo que en nivel de satisfacción de todas las partes es mucho mayor. El integrar la participación permite que la profesión se relacione muy bien con el vecindario y que las gentes conozcan a nuestros profesionales directamente y el alcance y nivel de su trabajo. Me parece una oportunidad para difundir desde la experiencia directa el valor de interés general de la arquitectura, y de renovar la imagen y relación que tenemos los colegas con la sociedad en general.
Tampoco creo que sea operativo utilizar el concurso de proyectos como procedimiento general pero sí para proyectos estratégicos, o en los que la participación es estratégica.
También añado que en nuestro caso pienso que la línea política tiene bastante influencia en cómo desarrollamos nuestras licitaciones, puesto que no vamos por libre sino en coherencia con el resto del ayuntamiento.
Y añado que pienso que en las licitaciones de proyectos también logramos una calidad considerable, gracias a los equipos que se presentan y a que definimos un umbral de puntuación cualitativa alto. Es decir que licitar mediante un procedimiento abierto "tradicional" no significa no apostar por la calidad.
Lo que me convence claramente es el anonimato, que no se suele dar en la licitación abierta de servicios y sí en los concursos de proyectos.
Interesante y sorprendente ese dato que aportas Víctor del 2% de repercusión de costes de honorarios respecto a la vida útil del edificio. Ayuda a cambiar de mentalidad...
Gracias por tu respuesta y aportaciones Isabel,
Ese proceso que comentas suena muy interesante y realizador.
Ciertamente si nos planteásemos las acciones con más perspectiva cambiaríamos mucho la forma de realizar los concursos. Si la intervención y jurídico sólo valoran las licitaciones en el corto plazo, parece que los servicios de arquitectura se convertirían en una mera subasta. Con una mayor perspectiva, y basándonos en el bien común, los servicios de arquitectura son una inversión estratégica, no solo para reducir el valor de la obra y de la vida útil del bien construido, sino también para tratar de obtener riqueza intrínseca en este entorno, es decir, una buena obra de arquitectura puede tener un carácter positivo emocional en quienes lo viven y aprecian y puede llegar más allá si se convierte en un polo de atracción de visitas, generando riqueza directa en su entorno. Con esta visión ¿Cuántas oportunidades de mejorar nuestra sociedad hemos podido perder con una visión a corto plazo en un tema que es a largo plazo?.
Por otro lado, con esa intención de establecer una subasta en servicios de arquitectura, ¿Qué experiencia de trabajo se ha logrado?, ¿el servicio ha sido un infierno para su obtención?, ¿Cuántas tensiones se han creado por admitir una valoración imposible en un tema tan importante?.
La Lay de la Arquitectura enfatiza la necesidad de aportar por la calidad, la Ley Foral de contratos públicos establece que estos servicios son de caracter intelectual, por lo que la calidad debe ponderar por encima del precio, y los concursos de proyectos se establecen para valorar en esencia la calidad como prácticamente única medida. Por último, desde la UE se invita a desarrollar las ciudades, entorno construido, desde la Nueva Bauhaus, ¿estamos alineados?.